Detrás de la máscara de las miradas
Al estilo de MOLIERE
En esta comedia costumbrista, Molière destaca la importancia de la privacidad en una sociedad donde las apariencias y los chismes reinan. Los personajes, ante la constante observación de quienes los rodean, buscan preservar su jardín secreto, su intimidad. Molière nos recuerda así que la privacidad es un derecho fundamental, un espacio donde cada uno puede ser verdaderamente él mismo. Es una obra que nos invita a reflexionar sobre el valor de la privacidad en nuestras propias vidas y a protegerla de miradas indiscretas.
Tras los bastidores de la sociedad, entre las marionetas que bailan al ritmo de las convenciones, emerge un personaje muy singular: el acto de protección I.
Escena 1: La sala de estar de una casa burguesa
(El señor Harpagon, un burgués avaro, está sentado a su mesa y cuenta con avidez sus monedas de oro. Élise, su hija, entra discretamente.)
Elise: Mi querido padre, permíteme hablarte de un asunto que me interesa mucho.
Harpagón (interrumpiendo, sin levantar la vista): ¡Habla, habla! Pero hazlo rápido, aún tengo tesoros que contar.
Elise: Esta es nuestra vida privada, Padre. En esta sociedad donde todo está bajo escrutinio, es fundamental proteger nuestros secretos y nuestra privacidad.
Harpagon: ¡Hija mía, estás hablando de una quimera! ¿Qué importancia debemos darle a esta vida privada? ¿No ves que nuestro mundo se basa en apariencias y chismes?
Elise: Pero Padre, nuestra vida privada es nuestro jardín secreto, un espacio donde podemos ser verdaderamente nosotros mismos, sin miedo a la mirada de los demás.
Escena 2: La calle, frente a la casa.
(Valère, un joven enamorado de Élise, se une a Mariane, una joven tímida y reservada.)
Valère: Mariane, querida amiga, es esencial preservar nuestra privacidad en esta sociedad ávida de escándalos y chismes.
Mariane: ¡Ay, Valère, estoy de acuerdo! Pero ¿cómo podemos lograrlo si nos observan y juzgan constantemente?
Valère: Debemos ser cuidadosos, mantener nuestros intercambios en secreto y elegir lugares donde podamos encontrarnos lejos de miradas indiscretas.
Mariane: ¡Qué reto! Cada paso que damos es examinado, cada palabra que decimos es vigilada.
Acto II
Escena 1: El parque, cerca de una fuente.
(Harpagon, Élise, Valère y Mariane se encuentran, buscando un lugar seguro para hablar.)
Harpagon: ¿Qué veo aquí? ¿A mi hija en compañía de este joven? ¿Y quién es esta joven? ¿Qué significa esto?
Elise: Padre, por favor, permítenos preservar nuestra privacidad. Danos un espacio donde podamos confiar los unos en los otros sin temor a tu juicio.
Harpagon: Hija mía, entiendo tu petición. La privacidad es un concepto que merece respeto. ¡Pero quiero saber la verdad! ¿Quiénes son estos desconocidos?
Valère: Señor, simplemente somos amantes que buscamos un rincón tranquilo para compartir nuestros sentimientos. La privacidad es un tesoro preciado, una burbuja de intimidad que debemos proteger.
Acto III
Escena 1: La sala de estar, el enfrentamiento final
(Harpagon, Élise, Valère, Mariane y algunos personajes secundarios se encuentran en un tenso cara a cara.)
Harpagon: Élise, Valère, Mariane, me han convencido de la importancia de la privacidad. Les concedo este privilegio con la condición de que demuestren lealtad y respeto a nuestra familia.
Elise: ¡Gracias, Padre! No te decepcionaremos. La privacidad es un tesoro preciado que preservaremos.
Valère: Sr. Harpagon, agradecemos su comprensión. Nos comprometemos a respetar su confianza y a proteger nuestra privacidad de miradas indiscretas.
Mariane: Gracias, señor. La privacidad es un santuario donde nuestros sentimientos pueden florecer, libres de juicios externos.